Audio

En Nodos, Jaime Domínguez, despliega paradójicamente un proyecto hiperdimensional, a través de la pintura, un medio tradicionalmente bidimensional. Los polígonos que a primera vista representan el contorno limitante, la frontera con otro campo de color, son también la ventana, o la sombra, de estas figuras hiperdimensionales, que cobran volumen a partir del color, las tramas y líneas que las cruzan, anunciando una complejidad espacial mayor. Ante el espectador, lo que inicia siendo un espacio plano, con una mirada atenta, empieza desdoblar muchas dimensiones, proyectando varias profundidades tanto conceptuales, como físicas.

Los fondos monocromáticos y planos en las pinturas, colocan al observador en un plano geométrico abstracto, ajeno a la realidad material, pero pleno de posibilidades formales y dimensionales. La paradoja además se intensifica, en tanto que la pintura se muestra llena de colores lisos y líneas rectas, en algunos casos casi técnicas, y que sin embargo, conforman una ambigüedad espacial y formal. Aquello que de reojo parecería casi técnico, se hace inaprensible, una mirada detallada, revela que las figuras, la luz, existen sólo instantáneamente, sólo para ceder esa presencia a otro estadío de la misma obra.

Eventualmente estas figuras escapan el plano de la pintura y se convierten en piezas físicas al interior de la sala, donde las limitantes espaciales quedan compensadas, por el movimiento, pero sobre todo por las operaciones y juegos visuales que se posibilitan, desdibujándose las fronteras entre lo inmediato y lo distante.